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La Vespa que Dalí transformó en arte hace 63 años y que terminó recorriendo el planeta

La Vespa que Dalí transformó en arte hace 63 años y que terminó recorriendo el planeta

La motocicleta más costosa vinculada a la historia de Vespa no proviene de una serie exclusiva ni de un experimento futurista. Se trata de una modesta S 125 de 1962 que actualmente permanece protegida en una vitrina dentro del Museo Piaggio de Pontedera. Su valor original, que hoy rondaría los 28.000 euros, queda eclipsado por su auténtico significado: es la única Vespa que Salvador Dalí llegó a pintar y aquella con la que dos estudiantes españoles completaron una travesía mundial de 79 días.

La aventura comenzó con una ocurrencia tan audaz como improbable: recorrer el planeta sobre un scooter al que bautizaron como Dulcinea. Santiago Guillén y Antonio Veciana consiguieron el respaldo del Gobierno español, de MotoVespa, de la cadena Hilton y de la British Overseas Airways. Sin embargo, nada se comparó con el inesperado apoyo que obtuvieron tras marcar un número casi al azar en una guía telefónica.

“¿La secretaria del señor Dalí? Somos dos estudiantes…”. “Soy Dalí. Adelante”, respondió el artista. Tras escuchar su propuesta —pedirle que decorara la Vespa del viaje— aceptó sin reservas. Comentó que jamás había pintado una moto y los invitó a visitarlo en Cadaqués. Tras un complicado traslado del vehículo hasta su casa, la escena que encontraron al entrar resultó insólita.

Dalí indicó: “Mejor aquí, porque cuando pinto motos necesito ver un oso”. Frente a un enorme oso disecado de más de dos metros, el pintor trazó una cruz, una espada y una corona sobre las tapas laterales del scooter. Firmó su nombre en el costado derecho y el de Gala en el izquierdo. Con ello convirtió al pequeño vehículo en una pieza única, capaz de soportar 347 kilos entre tripulación, equipaje, equipo fotográfico y carretes.

Cuando se les preguntaba por qué el artista había aceptado participar, ambos daban la misma respuesta: “Porque Dalí era así. El proyecto era tan inusual, tan peculiar como él, que lo entusiasmó”.

A su regreso del viaje alrededor del mundo, vendieron a Dulcinea por 100.000 pesetas a MotoVespa, cifra que la consagró como la Vespa más cara de la historia. Pasó por distintos museos, incluido el Guggenheim de Bilbao, antes de volver definitivamente a Pontedera.

Hoy continúa suspendida en una vitrina: una S 125 que resistió tres meses de aventuras y tres días de inspiración surrealista junto a Dalí. A veces, la historia del motor nace así: de una llamada inesperada, un artista irrepetible y un scooter pintado ante la mirada fija de un oso.

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